Yoga es Balance
- alexanderarrangoiz
- 17 may 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 20 abr
"Allí esta todo lo que necesitas, sol y luna y estrellas, pues la luz que reclamas habita en tu interior."
Hermann Hesse
Como se ha mencionado en artículos anteriores, en el texto de los Yoga Sutras de Patanjali, el Yoga se define como un estado de la mente, un estado en el cual dejamos de identificarnos con nuestras modificaciones mentales. Existen 7 estilos de Yoga principales, esto quiere decir que existen diferentes prácticas para alcanzar el estado del Yoga. Uno de estos 7 estilos de Yoga es el Hatha, que se enfoca principalmente en la práctica de asanas (posturas de Yoga) y pranayamas (técnicas de respiración).
El Hatha Yoga tiene diferentes variantes, la mayoría de los tipos de Yoga que conocemos y que se han popularizado en el mundo occidental (que se enfocan en asana y pranayama) tienen sus particularidades y dinámicas, sin embargo todos pertenecen a la rama del Hatha Yoga, tales como: Ashtanga, Vinyasa, Yin, restaurativo, Sivananda, Iyengar, Anusara entre otros.
Hatha es una combinación de dos palabras, “Ha” y “Tha”. Existen diversas traducciones para cada una de estas palabras, sin embargo, la interpretación más conocida dice que es el Sol y la Luna respectivamente.
El Hatha Yoga (o cualquiera de sus variantes anteriormente mencionadas) es una práctica que si bien aporta múltiples beneficios, en esencia busca un estado de balance entre nuestras cualidades solares y lunares. Balance entre cuerpo y mente, entre fuerza y flexibilidad, entre sistema nervioso simpático y parasimpático, entre esfuerzo y relajación, entre los dos hemisferios del cerebro, entre la vida material y la vida espiritual.
Todo este sentido de equilibrio que se busca al practicar Hatha Yoga comienza siempre por la respiración. Para poder encontrar balance en todo lo anteriormente mencionado, debemos comenzar por encontrar un balance en nuestra forma de respirar. Durante la práctica de asanas, debemos buscar el equilibrio entre nuestra inhalación y exhalación, controlando de forma consciente que inhalación y exhalación sean suaves, profundas e idealmente con la misma duración.
Adicional al control de la respiración, nuestro siguiente paso es aprender a coordinar esa forma de respirar con los movimientos corporales que hacemos durante nuestra práctica de asanas, y para esto debemos trabajar nuestro estado de presencia y concentración (ver artículo "vinyasa, conecta tu respiración con tu cuerpo" en "fundamentos de ashtanga").
Cuando comenzamos nuestra práctica de Yoga, es muy común que nuestra respiración, nuestro cuerpo y nuestra mente estén desconectados entre sí, es decir, la respiración hace una cosa, mientras el cuerpo hace otra, y la mente piensa en otras cosas. Para poder encontrar un sentido de balance en nuestra práctica de Yoga, es fundamental trabajar de forma consciente en la unión de la respiración, mente y cuerpo.
Esto quiere decir, que la respiración es lo que va a guiar la velocidad de cada movimiento que hagamos durante la práctica. El ritmo al que respiramos es el ritmo al que nos movemos, inhalando en movimientos hacia arriba y exhalando en movimientos hacia abajo. Mientras más podamos refinar esta coordinación de respiración y movimiento, vamos a lograr permanecer presentes y concentrados durante periodos de tiempo cada vez más largos. Y esto, con una práctica constante nos va a llevar a un sentido de equilibrio interno. Así, las asanas se convierten entonces en una herramienta que nos permite regresar a nuestro eje, y a encontrar el equilibrio en todos los aspectos que nos conforman como seres humanos.
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